El jardinero, experto y sereno, se inclinaba con su herramienta en mano, y sin titubeos comenzaba a cortar las ramas secas de aquella planta. Ella, aún viva, se estremecía ante cada corte. Le dolía, no solo el filo que la hería, sino el ver caer sus hojas como si se despidieran para siempre. Se sintió desfallecer, creyendo que ese sería su final. Pero con el paso de las horas, algo cambió. La carga se aligeró. Se irguió más firme. Los rayos del sol comenzaron a acariciarla con una dulzura...
Leer masCuando estaba aprendiendo a manejar, apenas un mes después de empezar, tuve mi primer accidente. Iba por una calle estrecha y al ver unos niños jugar en medio del camino, me puse nerviosa. En lugar de frenar… aceleré. Terminé chocando con una escalera de hierro en una esquina. El vehículo quedó con serios daños, y la reparación fue bastante costosa. Pero más allá del metal abollado y el bolsillo resentido, esa escena quedó grabada en mí como una metáfora de la vida. Siempre bromeo diciendo:...
Leer masA pesar de estar en la cima, se sentía un fraude. Había alcanzado el puesto más alto, sostenía el trofeo más grande entre sus manos, y a su alrededor todos aplaudían con entusiasmo. Todos celebraban su éxito… menos ella. Dentro de si algo no encajaba. Seguía convencida de que todo aquello no era más que una casualidad, un golpe de suerte, una buena racha, que tarde o temprano terminaría. No lograba apropiarse de sus méritos. Y mientras las sonrisas y los halagos se multiplicaban a su...
Leer masY ahí estaba yo, otra vez, estallando en una carcajada tan escandalosa como inevitable. Una risa de esas que no se planean, que brotan sin permiso, respuesta natural al humor único —y siempre fiel— de ese querido amigo de toda la vida. No importa cuantos años pasen, él sigue teniendo el don de hacerme reír como si el tiempo no existiera. Pero aquella no era solo una risa. Era de esas que te hacen perder la compostura. Un estallido que me sacudía entera: el abdomen, el diafragma, cientos de...
Leer masBienvenido, septiembre, un mes con 30 días llenos de oportunidades para amarnos, amar, valorarnos y valorar. Gracias a ustedes mis lectores por estar aquí, por acompañarme en esta aventura de crecimiento. Es un regalo poder seguir caminando juntos este viaje llamado vida. Hay momentos en la vida en los que nos sentimos agotados, no por el trabajo, no por la rutina, ni siquiera por nuestras propias batallas. Nos sentimos drenados porque, sin darnos cuenta, hemos abierto demasiadas puertas a...
Leer masEl profesional la escuchaba con atención. Frente a él, una mujer visiblemente afectada relataba su versión de los hechos. Su voz temblaba, y entre palabras se deslizaban algunas lágrimas. Parecía sincera. Pero había algo en su relato… algo que no terminaba de encajar. Luego fue el turno del otro. Con firmeza y seguridad, expuso su propia historia. Desde su óptica, los hechos eran completamente distintos. Estaba convencido, al igual que ella, de tener la verdad absoluta. Ambos hablaban con...
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